Victoria & Esther, del blog “Todo con azúcar”
Ingredientes
- 300 ml. de
claras, que vienen a ser como unas 8 o 9
-100 g de
harina. Siempre uso la que denominamos en mi tierra de esponja, que es para
repostería.
- 200 g de
azúcar
- 1/4
cucharadita de sal
- 1 mandarina,
solo la ralladura, sin parte blanco
- 1 sobrecito
de azúcar avainillada
- 2 gotitas de
colorante naranja en gel. No es imprescindible, pero le da ese color tan
llamativo
- chocolate
negro o con leche, todo el que quieras
Preparación
- Precalentar
el horno a 170º.
- Batir las
claras, a punto de nieve con la sal hasta que consigamos picos. Debe estar
bien durita porque ese es el secreto.
- Sin dejar de
batir, vamos incorporando el azúcar a cucharadas, cuando ya vemos que forma
picos consistente añadimos la ralladura de mandarina y las dos gotitas de
colorante.
- Ahora ponemos
a cucharadas la harina, hasta que la hayamos terminado, siempre en sentido
envolvente, nunca batiendo a gran velocidad, porque conseguiríamos estropear
la masa. Ahora llega el momento de verterlo en el molde que NO habremos
engrasado, y que tiene que ser bastante más alto que lo que ocupa la masa. Es
decir que nos quede suficiente espacio entre la masa y el molde como para que
suba y así y todo siga sobrando espacio. Es que luego tendremos que enfriarlo
cabeza abajo y no debe tocar la rejilla.
- Horneamos
durante 40 minutos, fuego arriba y abajo, sin turbo de aire caliente y sin
abrir la puerta del horno bajo ningún concepto. Cuando nos parezca que ya está,
insertamos un pinchito o palillo cerca del centro. Si éste sale seco, el queque
está listo. Si sale húmedo dejar en el horno unos cinco minutos más y
volver a comprobar.
- Sacamos el
molde del horno. Le damos la vuelta y lo ponemos a enfriar sobre una rejilla
boca abajo hasta que esté frío, o como mínimo durante al menos 1 hora.
Pasado este
tiempo, lo descamisé literalmente, porque el molde de silicona nos permite irle
dando la vuelta como si fuera una camiseta de neopreno. Ni se pegó ni se
rompió. Si el molde es de aluminio, habrá que pasarle un cuchillo por los
bordes para despegarlo.
- A partir de
aquí todo es servirlo con tanto chocolate como nos apetezca y con unos gajitos
de mandarina.
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